Cada primero de noviembre, es tradición al menos en mi pueblo, que las familias acudan al cementerio donde descansan sus difuntos, al menos para adecentar las tumbas y depositar flores.
Pero algunos difuntos no descansan en cementerios, sino en fosas comunes, en el mismo sitio donde cayeron fusilados.
En el paraje de La Pedraja hay una de estas fosas, de fusilados en los años 1936 a 1939, que se han encontrado gracias al esfuerzo de las familias de los aquí caídos.
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